Foto: Prensa Libre/ AGN

El departamento de Sololá, ubicado en la región occidental de Guatemala, es reconocido por su riqueza natural y paisajes emblemáticos como el lago de Atitlán y los volcanes que lo rodean. Sin embargo, detrás de esta belleza se esconde una realidad preocupante: varias especies de aves que habitan sus ecosistemas están enfrentando una disminución acelerada, producto de la presión humana y el debilitamiento de sus hábitats.

Entre las especies más afectadas se encuentra el quetzal, ave nacional de Guatemala, que sobrevive en los bosques nubosos del volcán Atitlán. Su presencia en el Parque Regional Municipal Mirador Rey Tepepul ha sido documentada por especialistas, quienes advierten que la expansión agrícola, la tala ilegal y los incendios forestales han reducido drásticamente sus posibilidades de reproducción. Aunque se han impulsado acciones como la siembra de árboles nativos para garantizar su alimentación, el ritmo de deterioro supera los esfuerzos de restauración.

Otra especie que enfrenta condiciones adversas es el pavo de cacho, también conocido como pavo de monte. Esta ave endémica de Centroamérica habita en zonas elevadas del volcán San Pedro, pero su población ha sido afectada por la pérdida de cobertura forestal y la fragmentación de su entorno. Su comportamiento discreto dificulta el monitoreo, lo que complica aún más las estrategias de conservación.

En el ecosistema acuático del lago de Atitlán, el pato gallareta se encuentra en una situación crítica. La reducción del nivel del agua, la contaminación y la introducción de especies invasoras como la lobina negra han alterado el equilibrio ecológico, provocando una disminución significativa en sus poblaciones. Esta ave, que depende del tul para anidar y alimentarse, está protegida por la legislación nacional, pero su supervivencia sigue amenazada por prácticas humanas que no han sido reguladas de manera efectiva.

Foto: Prensa Libre

Organizaciones como el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) y la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán (Amsclae) han implementado campañas de sensibilización, monitoreos y acuerdos locales para frenar la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, los desafíos persisten, y los expertos coinciden en que se requiere una intervención más decidida y coordinada para revertir la tendencia.

Con información de Soy502.

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