Kevin Cordón ya es un inmortal, su legado como deportista de alto rendimiento, quedará escrito en la historia del bádminton latinoamericano con tinta indeleble. El zacapaneco, quien ya había cosechado triunfos internacionales en juegos panamericanos y Centroamericanos y del Caribe, buscaba revancha tras su última y atropellada participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, justa en la que tuvo que abandonar tras una lesión.
Cordón se redimió y de qué manera, su participación, la cuarta en justas olímpicas fue asombrosa. El atleta nacional fue capaz de superar su mejor actuación en los juegos de Londres 2012, cuando se calificó a octavos de final.
Cordón empezó a emocionar a todo un país, que siguió muy de cerca su rendimiento en los juegos de Tokyo. Se calificó a octavos tras vencer a Angus La Kong de Hong Kong, el noveno en el ranking mundial. Tras un vibrante encuentro contra Mark Caljouw de Países Bajos, el zacapaneco avanzó por primera vez a los cuartos de final. A partir de este momento Kevin sabía que era posible soñar con la anhelada medalla olímpica.
Kevin derrotó al sur coreano Heo Kwanghee y se calificó a la semifinal donde sucumbió frente al que a posteriori se quedaría con el oro olímpico: Viktor Axelsen. Aun con la derrota Cordón peleó por la medalla de bronce, pero el indonesio Anthony Ginting le superó.
Cordón, quien recibió diploma olímpico y quedó entre los cuatro mejores de las justas, es ya un triunfador. Nada ni nadie le podrá arrebatar la gloria al zacapaneco que emocionó a todo un país.
Se entrenó en una iglesia
El atleta nacional tuvo que superar una serie de adversidades para llegar hasta donde lo hizo la pandemia fue uno ellos. Tras las restricciones gubernamentales anunciadas por contener la propagación del Covid-19, Kevin improvisó una cancha de entrenamiento en el salón de una iglesia en su natal Zacapa. Además, Cordón estuvo un tiempo sin entrenador.
La participación de Cordón se enmarcó en un contexto político complicado para los guatemaltecos, pero él y su indiscutible talento fue capaz de unir a todo un país por un solo motivo. La sonrisa de Kevin, posterior a su recibimiento en Guatemala, fue más que elocuente, agradeció al país por el apoyo celebró con cientos de admiradores la hazaña olímpica.
Kevin tenía muchos factores en contra, la edad, las circunstancias en las que se tuvo que entrenar y antiguas lesiones, parecían obstáculos para una participación destacada. No obstante, él pudo anteponerse a estas adversidades y demostró que voluntad y perseverancia es posible poner el alto el nombre propio y el de Guatemala.
Fotografías: Comité Olímpico Guatemalteco.